En esta reforma integral en Madrid encontramos el reto de transformar una vivienda unifamiliar construida en los años 80 de la que se intenta conserva su esencia respetando todo aquello que enriquece al nuevo diseño adaptándola a los nuevos tiempos a la nueva familia que la habitará convirtiéndose en su hogar con mayúsculas.
La maravillosa abundante luz natural y las bonitas vistas exteriores nos invitan a abrir los espacios en planta baja para unir salón, comedor y cocina creando una zona de día donde los materiales empleados, las tonalidades escogidas y el mobiliario minuciosamente escogido dialogan entre sí.
Una amplia cocina con mucho almacenaje se convierte en el corazón de la vivienda en torno a la que gira la zona de comedor que se abre al vestíbulo y distribuidor así como al salón que conserva la chimenea original y se extiende al exterior a través de una nueva terraza creando una conexión inexistente previamente y que une espacialmente la zona de piscina y jardín al inmueble.